Contemple de cerca los signos, símbolos y garabatos de Jean-Michel Basquiat, cuyas pinturas conservan hoy la misma frescura y vigencia que en el Nueva York de los años ochenta. Esta monografía en formato XXL reúne exquisitas reproducciones de sus obras más destacadas, acompañadas de textos del editor Hans Werner Holzwarth y de la comisaria e historiadora del arte Eleanor Nairne. El retrato definitivo de un artista cuya leyenda sigue viva, emblema del Nueva York ochentero.

Jean-Michel Basquiat (1960–1988) irrumpió por primera vez en la escena artística neoyorquina bajo el alias SAMO, cuando rociaba comentarios sarcásticos y poemas fragmentados sobre los muros de la ciudad. A medida que aquella escena underground —marcada por el arte urbano, el hip-hop y el post-punk— se abría paso hacia circuitos más establecidos, Basquiat dio el salto a las galerías.

Al pasar a pintar sobre lienzo, en lugar de garabatear en paredes, Basquiat encontró un lenguaje de gran fuerza expresiva, donde texto e imagen, referencias históricas y crítica de su tiempo se entrelazan con asombrosa naturalidad. Sus cuadros se leen como diarios, porque los temas le concernían profundamente. A menudo políticos, reflejan sus vivencias como artista negro en una escena muy consciente del estatus. Inspirado por estrellas del jazz, grandes boxeadores o jugadores de baloncesto, respondía cuando le preguntaban por sus temas: «Reyes, heroísmo y la calle».

El éxito fue fulgurante: en 1981 ya estaba en las principales galerías de Nueva York y, poco después, su nombre era conocido en todo el mundo. En 1983 comenzó a colaborar con Andy Warhol y en 1985 apareció en la portada de The New York Times Magazine. Aquella intensidad tuvo un coste: con solo 27 años, Basquiat falleció por sobredosis. Dejó un cuerpo de obra que no ha perdido hasta hoy su frescura, espontaneidad y potencia.

Tras numerosos catálogos de exposición y memorias, esta monografía de gran formato permite estudiar sus obras con magníficas reproducciones al detalle. El amplio catálogo de imágenes se completa con una introducción del editor Hans Werner Holzwarth y un ensayo de la comisaria Eleanor Nairne sobre sus temas y su evolución artística.